Los efectos de chuparse el dedo en la salud bucodental de los niños

Chuparse el dedo pulgar es una conducta habitual en bebés y niños de corta edad al que recurren, como consuelo, cuando están cansados, hambrientos, aburridos o estresados.

En ocasiones, este hábito persiste más allá de los cuatro años. Es importante actuar antes de la aparición de la dentición definitiva; de lo contrario, esta acción podría afectar a su salud bucodental.

Efectos de chuparse el dedo en la salud bucodental

Algunos de los efectos que genera chuparse el dedo, si se hace de forma prolongada en el tiempo, son:

  • Cambia la orientación de las arcadas dentarias: la superior se desplaza hacia delante y la inferior hacia atrás.
  • Provoca la maloclusión de la mordida abierta: los dientes se adaptan para permitir el espacio en el que va el dedo. De esta manera, hay una falta de contacto entre los incisivos superiores e inferiores a la hora de morder.
  • Produce la deformación del paladar: debido al empuje en sentido ascendente que produce la succión del dedo, tiene lugar un hundimiento y ensanchamiento del paladar.
  • Ocasiona insuficiente desarrollo del maxilar superior: la posición incorrecta de la lengua con relación al maxilar, por la interposición del dedo, hace que este no alcance su pleno desarrollo siendo más estrecho de lo normal.
  • Causa alteraciones del lenguaje: la situación anómala de dientes, lengua y paladar – que intervienen en la fonación – puede influir en la pronunciación de determinados fonemas.

Por otro lado, también puede tener consecuencias perjudiciales en el resto del organismo como alteraciones en los dedos, trastornos emocionales o un alto riesgo de contraer infecciones, incluso antes de desarrollar los primeros dientes.

¿Por qué los niños se chupan el dedo?

Chuparse el dedo es un reflejo natural que muchos niños desarrollan desde el nacimiento. Este hábito puede comenzar incluso en el útero y es una forma en que los bebés se autocalman. Para los más pequeños, chuparse el dedo les brinda seguridad, ayuda a conciliar el sueño y les proporciona una sensación de bienestar.

¿Cuándo debería preocuparnos el hábito de chuparse el dedo?

Aunque chuparse el dedo es un comportamiento normal en los bebés, si este hábito persiste más allá de los 3-4 años, puede empezar a causar problemas en el desarrollo dental y maxilofacial del niño. Es especialmente preocupante si el hábito continúa una vez que los dientes permanentes comienzan a erupcionar.

Señales de alarma:

  • Hábito persistente: Si el niño continúa chupándose el dedo después de los 4 años.
  • Intensidad del hábito: Si el niño succiona con fuerza o durante largos periodos de tiempo.
  • Cambios en la posición de los dientes: Observación de dientes frontales superiores que se proyectan hacia adelante (protrusión) o mandíbula inferior que parece retraída

Cómo ayudar a tu hijo a dejar de chupar el dedo

Si tu hijo sigue chupándose el dedo después de los 3-4 años, es importante tomar medidas para ayudarle a abandonar el hábito antes de que cause daños duraderos en su salud bucodental.

Refuerzo positivo

Premiar a tu hijo por no chuparse el dedo puede ser una estrategia efectiva. Utiliza un sistema de recompensas que motive al niño a dejar el hábito de manera voluntaria.

  • Sistema de recompensas: Establece un sistema de recompensas, como calcomanías o pequeños premios, por cada día que el niño no se chupe el dedo.
  • Elogios y refuerzos verbales: Elogia a tu hijo cuando note que está haciendo un esfuerzo por dejar de chuparse el dedo.

Distracción y sustitución

Ofrece alternativas al hábito de chuparse el dedo, como un juguete de peluche, una manta de seguridad o actividades que mantengan sus manos ocupadas.

  • Juguetes o peluches: Proporciona un objeto de confort que el niño pueda usar en lugar de chuparse el dedo.
  • Actividades manuales: Involucra a tu hijo en actividades que requieran el uso de ambas manos, como pintar, dibujar o jugar con plastilina.

Productos y dispositivos dentales

Existen productos específicos, como esmaltes de sabor amargo que se aplican en el dedo, que pueden ayudar a disuadir a los niños de continuar con este hábito. En casos más severos, el dentista puede recomendar un dispositivo dental que impida el acto de chuparse el dedo.

  • Esmaltes amargos: Estos productos están diseñados para que el sabor disuada al niño de llevarse el dedo a la boca.
  • Dispositivos ortopédicos: Dispositivos especiales que se colocan en la boca para bloquear el acto de succionar

Aunque chuparse el dedo es un hábito difícil de vencer, no es imposible; existen soluciones que ayudan a interrumpir la succión del paladar: sustituir al dedo por un juguete, utilizar algún elemento que produzca rechazo y, sobre todo, dejar al pequeño que hable sobre sus frustraciones.

Si el problema ya se encuentra en un estado avanzado, es recomendable ponerse en contacto con el odontopediatra que considerará si es necesario algún tratamiento ortodóncico.