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¿Afecta la diabetes a la salud bucodental?

La diabetes puede afectar a numerosas partes del cuerpo, y eso incluye a los dientes y las encías. Los efectos aumentan cuando los niveles de azúcar no están bien controlados, lo que complica hacer frente a las infecciones. En nuestras clínicas dentales en Málaga podemos ayudar a los pacientes diabéticos a prevenir los problemas bucodentales que ocasiona esta enfermedad.

Problemas bucodentales en pacientes diabéticos

Acumulación de la placa bacteriana

La placa bacteriana es una película translúcida y adhesiva de bacterias que se forma en los dientes. Si la persona que tiene diabetes no controla los niveles de azúcar en la sangre, aumenta la probabilidad de acumular más placa. Esto significa un mayor riesgo de sufrir infecciones como la caries o la gingivitis.

Gingivitis

La causa de esta enfermedad es la acumulación de placa bacteriana y sarro sobre los dientes y encías. El cuerpo de un diabético tiene más dificultades para controlar el exceso de placa. Es por eso que las personas con diabetes tienen 3 ó 4 veces más probabilidades de padecer gingivitis que quienes no padecen esta enfermedad. Asegúrate de acudir a un dentista en Málaga si se presentan cualquiera de estos síntomas: encías enrojecidas, inflamadas o que sangran con facilidad.

Periodontitis

Cuando la gingivitis no es tratada se acaba convirtiendo en una periodontitis, que es una fase más agresiva de la enfermedad de las encías. Con el tiempo, la periodontitis puede causar la separación entre dientes y encías, lo que puede debilitar el hueso sobre el que se apoyan los dientes y dar lugar a la pérdida del diente. Además, sufrir una infección de este tipo también afecta a la propia diabetes.

Consejos para personas con diabetes

  • Cepíllate los dientes al menos dos veces al día. Usa una pasta de dientes que contenga flúor.
  • Utiliza seda dental al menos una vez al día para eliminar los restos de comida que se acumulan entre los dientes.
  • Intenta emplear un enjuague bucal antibacteriano al menos una vez al día para controlar la placa bacteriana.

Los profesionales de la Clínica Dental Dr. García de Molina recomendamos a los pacientes con diabetes acudir al dentista cada seis meses para una limpieza profesional o detectar cualquier problema bucodental que pueda agravarse.

Los efectos de chuparse el dedo en la salud bucodental de los niños

Chuparse el dedo pulgar es una conducta habitual en bebés y niños de corta edad al que recurren, como consuelo, cuando están cansados, hambrientos, aburridos o estresados.

En ocasiones, este hábito persiste más allá de los cuatro años. Es importante actuar antes de la aparición de la dentición definitiva; de lo contrario, esta acción podría afectar a su salud bucodental.

Algunos de los efectos que genera chuparse el dedo, si se hace de forma prolongada en el tiempo, son:

  • Cambia la orientación de las arcadas dentarias: la superior se desplaza hacia delante y la inferior hacia atrás.
  • Provoca la maloclusión de la mordida abierta: los dientes se adaptan para permitir el espacio en el que va el dedo. De esta manera, hay una falta de contacto entre los incisivos superiores e inferiores a la hora de morder.
  • Produce la deformación del paladar: debido al empuje en sentido ascendente que produce la succión del dedo, tiene lugar un hundimiento y ensanchamiento del paladar.
  • Ocasiona insuficiente desarrollo del maxilar superior: la posición incorrecta de la lengua con relación al maxilar, por la interposición del dedo, hace que este no alcance su pleno desarrollo siendo más estrecho de lo normal.
  • Causa alteraciones del lenguaje: la situación anómala de dientes, lengua y paladar – que intervienen en la fonación – puede influir en la pronunciación de determinados fonemas.

Por otro lado, también puede tener consecuencias perjudiciales en el resto del organismo como alteraciones en los dedos, trastornos emocionales o un alto riesgo de contraer infecciones, incluso antes de desarrollar los primeros dientes.

Aunque chuparse el dedo es un hábito difícil de vencer, no es imposible; existen soluciones que ayudan a interrumpir la succión del paladar: sustituir al dedo por un juguete, utilizar algún elemento que produzca rechazo y, sobre todo, dejar al pequeño que hable sobre sus frustraciones.

Si el problema ya se encuentra en un estado avanzado, es recomendable ponerse en contacto con el odontopediatra que considerará si es necesario algún tratamiento ortodóncico.