Los efectos de chuparse el dedo en la salud bucodental de los niños

Chuparse el dedo pulgar es una conducta habitual en bebés y niños de corta edad al que recurren, como consuelo, cuando están cansados, hambrientos, aburridos o estresados.

En ocasiones, este hábito persiste más allá de los cuatro años. Es importante actuar antes de la aparición de la dentición definitiva; de lo contrario, esta acción podría afectar a su salud bucodental.

Algunos de los efectos que genera chuparse el dedo, si se hace de forma prolongada en el tiempo, son:

  • Cambia la orientación de las arcadas dentarias: la superior se desplaza hacia delante y la inferior hacia atrás.
  • Provoca la maloclusión de la mordida abierta: los dientes se adaptan para permitir el espacio en el que va el dedo. De esta manera, hay una falta de contacto entre los incisivos superiores e inferiores a la hora de morder.
  • Produce la deformación del paladar: debido al empuje en sentido ascendente que produce la succión del dedo, tiene lugar un hundimiento y ensanchamiento del paladar.
  • Ocasiona insuficiente desarrollo del maxilar superior: la posición incorrecta de la lengua con relación al maxilar, por la interposición del dedo, hace que este no alcance su pleno desarrollo siendo más estrecho de lo normal.
  • Causa alteraciones del lenguaje: la situación anómala de dientes, lengua y paladar – que intervienen en la fonación – puede influir en la pronunciación de determinados fonemas.

Por otro lado, también puede tener consecuencias perjudiciales en el resto del organismo como alteraciones en los dedos, trastornos emocionales o un alto riesgo de contraer infecciones, incluso antes de desarrollar los primeros dientes.

Aunque chuparse el dedo es un hábito difícil de vencer, no es imposible; existen soluciones que ayudan a interrumpir la succión del paladar: sustituir al dedo por un juguete, utilizar algún elemento que produzca rechazo y, sobre todo, dejar al pequeño que hable sobre sus frustraciones.

Si el problema ya se encuentra en un estado avanzado, es recomendable ponerse en contacto con el odontopediatra que considerará si es necesario algún tratamiento ortodóncico.